La hora de la fe


“Te haré dormir segura” Oseas 2: 18. “Yo soy tu Dios que te esfuerzo” Isaías 41: 10. “Te ayudaré” Isaías 41: 10. “El que a mí viene, no le echo fuera” Juan 6:37. “El guarda los pies de sus santos” 1 Samuel 2:9.

Sí, los creyentes y seguidores del Señor Jesucristo tienen asegurada éstas y otras promesas de la Biblia. ¡Esto es tener paz en medio de las dificultades!

La verdad es que Dios proporciona una fortaleza y esperanza inesperada cuando vienen sobre nosotros pruebas extraordinarias, nada comunes. Nuestro temor y debilidades humanas, y también espirituales, retroceden ante tan grandes y maravillosas promesas del Señor.

Su ayuda y fortaleza siempre es oportuna, porque “Él es nuestro auxilio en la tribulación.” Su ayuda es más que ayuda humana, política y religiosa, por llevar parte de nuestro trabajo y cargas emocionales del corazón y del alma. (Mateo 11:28)

¡Esto es tener paz en la tierra en medio de males misteriosos y grandes inquietudes espirituales! Cualquiera de estas cosas sin Cristo nos podrían quitar el sueño, enloquecernos, suicidarnos, pero con Él ninguna de ellas podrá hacerlo. El Señor dominará todas aquellas cosas que amenazan a su pueblo y nos “hará dormir seguros”.

Aplastará en breve a los enemigos que nos mantienen confinados en nuestras casas. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32.

Cuando perdemos la gozosa realidad de las promesas divinas, como las que se mencionan al principio de este escrito, gemimos, lloramos, nos enfermamos, nos entristecemos como si no hubiera esperanza.

No hay vida abundante en esta existencia terrestre sin el Señor, “porque separados de mí nada podéis hacer.” ¿Recibe usted el aliento, la esperanza y la vida que ofrece Cristo? Si no la recibe, se está perdiendo de algo extraordinario que da nuestro Dios.

E.D.A.