“¿De quién eres tú? ¿Y adónde vas? ¿De quién es eso que llevas delante de ti? Génesis 32:17.
Jacob, después de haber conseguido piadosamente la amistad de Dios por medio de la oración, procura ahora con toda prudencia ganarse la amistad de su hermano Esaú. Para apaciguar a Esaú le envía un presente que él pensó que sería aceptable para su hermano. También le instruye al primero de sus criados de cómo debe responderle a Esaú en caso de que le pregunte lo que aparece en el versículo de arriba.
Esas preguntas resultan pertinentes para el hombre de hoy. Las mismas merecen una respuesta adecuada para todos los problemas de la vida presente y futura. Para muchos la vida constituye un problema, un espanto, una angustia porque no saben cómo responder a las preguntas: ¿Quién soy? ¿a dónde voy? ¿y para qué sirve la vida y todo lo que tengo?
Todo se resuelve con Dios. Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida…”, Juan 14:6. Por ser el camino, Jesús es nuestra senda a Dios; por ser la verdad, es la realidad de todas las promesas de Dios; por ser la vida, une su vida a la nuestra, tanto ahora como eternamente.
Para muchos esto resulta totalmente incomprensible. Y si a esto se añade el espanto seguro de estar mañana muertos sin tener ninguna certeza o claridad sobre lo que les espera, la vida cobra un sentimiento trágico, torturante.
El cristiano sí sabe quién es, a dónde va y para qué está aquí, porque sabe que Dios está siempre presente y prevenido para librarlo de todo sentimiento e ignorancia espiritual. Dice: “¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Dios le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar.” Salmo 25: 12, 13. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Jeremías 33:3. “Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo impuro.” Ezequiel 44:23.
El mundo se hunde en ese tenebroso pensamiento, pasan a ser consumidos por la desesperación al igual que las moscas para ser devoradas por las arañas. Pero el creyente verdadero, conocedor de las Escrituras, el que hace del Señor su camino, su verdad y su vida, llega a decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13. “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Filipenses 1:21. Dios está siempre presente y a tiempo para ayudarnos en todas nuestras necesidades. Todo se aclara cuando se tiene a Jesucristo como el Señor.
Tenemos, sí, que procurar que nuestros humanos caminos, pensamientos, intenciones, vanidades, autosuficiencia, etc., desaparezcan de nuestra vida. ¡Hay que procurar agradar al Señor! Entonces, tendremos mayor seguridad, gozo, paz, paciencia, porque solo así el Señor nos traerá el bien, esto es, su gracia y su misericordia.
¿Qué necesitamos hoy? El apóstol Pablo nos dejó dicho: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con el todas las cosas? ” Romanos 8:32.
¿Está resplandeciendo Cristo sobre nosotros? Él resplandecerá de un modo tan bueno y seguro como lo hace el sol. “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.” Malaquías 4:2.
E.D.A.