El salmo 23 debe ser el testimonio de todo cristiano que se ha encontrado con su Dios Padre, porque lo guía, lo fortalece y lo guarda en todo momento y circunstancia por el sendero de la seguridad y de la paz.
La imagen del Señor como el Buen Pastor amoroso siempre nos infunde confianza y esperanza contra la tristeza, la necesidad y desconfianza. Él es el Pastor que nos infunde fe y esperanza, no temor.
Frente a la adversidad todo creyente debe tener su “copa rebosante”, sentir que “el bien y la misericordia” de Dios, están presentes, y que la “mesa” de la providencia divina está servida frente a terribles circunstancias que buscan hundirnos en la desesperación.
E.D.A.