La hora de la fe


“De sus caminos será hastiado el necio de corazón; pero el hombre de bien estará contento del suyo” Proverbios 14:14.

Hay muchas palabras distintas en el libro de Proverbios: Sabio, disciplina, inteligencia, burladores, perezoso, insensato, necio, riqueza, pobreza, etc. La palabra “contento” tiene una connotación especial para este escrito de hoy.

Llama la atención el hecho significativo de que hay más descontento en este mundo cuando mayores son los bienes materiales, los adelantos en salud, los avances tecnológicos como la telecomunicación. El descontento, la disconformidad, la queja, es uno de los signos de estos días.

Cuenta una bonita fábula que una mañana todo estaba triste en el jardín de un rey. Se le preguntó al roble por qué estaba triste y respondió que la causa de su tristeza se debía a que no era tan alto como el pino. El pino estaba descontento porque no producía apetitosas uvas como la vid. La vid estaba desilusionada porque no podía conservarse en forma erguida como el árbol del melocotón. El melocotonero estaba apenado porque no daba lindas flores como el geranio. El geranio estaba enojado porque no tenía la fragancia de las lilas. En fin, todos estaban tristes en el jardín del rey.

Solo había en el jardín una humilde florecilla que resplandecía de alegría y se sentía muy feliz. Era nada menos que la humilde y sencilla violeta. Cuando se le preguntó a qué se debía el secreto de su alegría, respondió: “Porque estoy contenta como soy.”

La lección de la florecilla violeta es para recordarla en la época presente. Todos podemos y debemos estar como lo dice nuestro texto: “…el hombre de bien estará contento…” En otras palabras: dejar de ser lo que se debería, es perder nuestra propia identidad cristiana.

En Salmo 96:11-13, se nos cuenta cómo David se sentía contento, aún en medio de las dificultades: “Alégrense los cielos, y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud. Regocíjese el campo, y todo lo que en él está; entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento, delante de Jehová que vino; porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.”

Y el autor a los Hebreos nos dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13: 5,6.

¿Cómo podemos aprender a contentarnos con lo que somos y lo que tenemos? Uno de los signos cristianos es confiar en el Señor para suplir todas nuestras prioridades materiales (Véase Mateo 6: 25-34). Nos sentimos verdaderamente contentos cuando disfrutamos de la provisión de Dios para satisfacer nuestras necesidades físicas y económicas.

Si usted es cristiano, tiene una gran deuda de gratitud con Dios. Su Palabra nos enseña cómo llevar la vida cristiana en los momentos actuales. La Palabra contiene buenos ejemplos y enseñanzas en cuanto a confiar en nuestro Señor que no cambia. Por ejemplo, en Salmo 37: 23-26, se nos enseña a confiar y esperar de una manera gozosa con paciencia en el Señor: “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano. Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su descendencia es para bendición.”

¿Qué quiso decir David con estas palabras? El “justo” y sus hijos, los nietos y los hijos de los nietos, no carecerán del bien necesario cuando más lo necesiten. ¡Amén!

E.D.A.