La hora de la fe


“Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto… Mas si llegaras a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis”. Deuteronomio 8: 1, 2ª, 19. (Lea todo el capítulo cuidadosamente para que pueda descubrir que el Señor es quien posibilita la vida integral de su pueblo).

Cierto filósofo a.C, dijo: “Recuerdo lo que no quisiera recordar; y lo que quisiera dar al olvido no puedo olvidar”. La Biblia tiene mucho que decir acerca de los recuerdos. Acabamos de leer lo que Dios le dijo a su pueblo antes de entrar a la tierra prometida. Todo el capítulo 8 se puede resumir en una sola palabra: OBEDIENCIA a Dios. Esto lo podemos hacer con nuestro corazón, nuestra voluntad, nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestro tiempo, nuestros dones y talentos. Al dedicar todo esto al Señor poseemos aquí una “tierra prometida” espiritual. “Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios…” (vv.11-18)

¿Qué hemos de recordar y no olvidar?

  1. Hemos de recordar y no olvidar “cantar a Jehová, aclamad su nombre, hacer célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre debe ser engrandecido”, Isaías 12: 4. El gozo de los cristianos cuando Jesucristo venga por los suyos, desde ahora debe proporcionar un canto de alabanza y gratitud en nuestros corazones.
  2. Hemos de recordar y no olvidar la necesidad de seguir confiando en Dios. Esto dice en resumen Números 15: 37-40: “Y Jehová habló diciendo: “…hagan franjas en los bordes de sus vestidos; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul… para que os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón. Para que os acordéis… y seáis santos a vuestro Dios…” La idolatría, la egolatría y el obtener prosperidad y éxito en la vida terrenal, siempre es una amenaza para el pueblo de Dios y cada creyente en particular. Debemos evitar enfocarnos en nosotros mismos y concentrarnos en la necesidad de seguir confiando en Dios.
  3. Hemos de recordar y no olvidar lo dicho por Salomón en Eclesiastés 12. El capítulo comienza recordando a la juventud que una vida ignorando a Dios puede traer amargura, soledad, infelicidad y desesperanza. “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos y lleguen los años (de la ancianidad) de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento”. Pero este consejo es para los jóvenes, adultos y ancianos; para los insensibles, insensatos e ignorantes. Todos debemos prestar atención, y RECORDAR y NO OLVIDAR que la sabiduría, la prudencia y la filosofía cristiana siempre debe marchar en dirección a Dios nuestro Padre, y a Dios Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
  4. Hemos de recordar y no olvidar los eventos de la cruz de Cristo en el monte Calvario. La cruz fue el precio que Cristo pagaría al ser hecho pecado por nosotros en la cruz. Lea Salmo 22 e Isaías 53 para ver una profecía gráfica de la crucifixión, y note cuántas de esas profecías se cumplen en los cuatro primeros libros del NT. Mientras que el Hijo de Dios, “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, Juan 1: 29, el velo del templo se rasgó debido a que su sangre nos abrió un camino nuevo y vivo a Dios (Hebreos 10: 19-25). Este milagro hizo que la humanidad entera tenga la oportunidad de creer en Cristo y ser salvos de la condenación eterna. (Juan 3: 16).

En conclusión, el pueblo cristiano no debe olvidar nunca que el Señor es la fuente de vida que sacia no solo nuestras necesidades materiales sino también las espirituales. Todo bien proviene del Señor. Jesús menciona esa idea cuando el tentador le propone que realice su tarea mesiánica atendiendo solo el aspecto material del pueblo. Pero la respuesta final del Señor al demonio fue: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, Mateo 4: 4. ¡Esto hemos de RECORDAR siempre y NO OLVIDAR jamás!

E.D.A.