[fusion_builder_container hundred_percent=”no” hundred_percent_height=”no” hundred_percent_height_scroll=”no” hundred_percent_height_center_content=”yes” equal_height_columns=”no” menu_anchor=”” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” class=”” id=”” background_color=”” background_image=”” background_position=”center center” background_repeat=”no-repeat” fade=”no” background_parallax=”none” enable_mobile=”no” parallax_speed=”0.3″ video_mp4=”” video_webm=”” video_ogv=”” video_url=”” video_aspect_ratio=”16:9″ video_loop=”yes” video_mute=”yes” video_preview_image=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” margin_top=”” margin_bottom=”” padding_top=”” padding_right=”” padding_bottom=”” padding_left=””][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=”1_1″ layout=”1_1″ spacing=”” center_content=”no” link=”” target=”_self” min_height=”” hide_on_mobile=”small-visibility,medium-visibility,large-visibility” class=”” id=”” background_color=”” background_image=”” background_position=”left top” background_repeat=”no-repeat” hover_type=”none” border_size=”0″ border_color=”” border_style=”solid” border_position=”all” padding_top=”” padding_right=”” padding_bottom=”” padding_left=”” dimension_margin=”” animation_type=”” animation_direction=”left” animation_speed=”0.3″ animation_offset=”” last=”no”][fusion_text]
Indudablemente estamos viviendo momentos difíciles, en los cuales nos pueden invadir muchos sentimientos y emociones como angustia, desesperanza, cansancio, miedo… Es importante decir y recordar que sentirlas es completamente normal, aun siendo cristianos. De hecho, en la Biblia encontramos muchos ejemplos de personajes que vivieron los mismos sentimientos que hoy en día pueden embargarnos.
Consideremos el ejemplo de la viuda de Sarepta que conseguimos en 1.ª Reyes 17:8-24. Podemos ver a una mujer indudablemente desesperada y desesperanzada por su situación tan difícil de viudez, que traía consigo escasez, pobreza y hambre. En el versículo 12 se nos relata cómo le comenta a Elías que sus planes para el día eran comer la última porción de pan que le alcanzaba para ella y su hijo y se dejarían morir. ¿Se ha sentido así últimamente, preocupado porque toda la situación es demasiado difícil y porque en algún momento puede que no tenga ni alimento para su familia?
Veamos tres aspectos importantes en este pasaje que serán de bendición resaltar y recordar en estos momentos que nos toca vivir como ciudadanos de este mundo y particularmente de este país:
- Dios nos ha prometido proveer para nuestras necesidades: Elías le recordó a la viuda que no debía tener temor, pues Dios cumpliría su promesa de provisión (v. 13 y 14). El profeta pudo hacerle ver y sentir la seguridad de esta promesa, pues él mismo confiaba plenamente en Dios (de hecho, fue hasta allá porque el Señor le indicó que a través de la viuda proveería para su sustento).
- Confiar plenamente en nuestro Dios nos trae ricas bendiciones: La viuda decidió confiar en el profeta y en la promesa de Dios, recibiendo así la bendición de que supliera dos de las mayores necesidades del ser humano: alimento y salud (De las que más nos preocupan hoy en día, ¿no?), justo cuando menos lo pensaba y teniendo además el privilegio de ser testigo de dos hechos milagrosos.
- Podemos dar testimonio y somos ejemplo para otros: Al confiar en nuestro Padre celestial en momentos de dificultad, no sólo con seguridad salimos airosos de ellos, sino que conocemos y experimentamos mejor la omnipotencia de Dios y podremos dar testimonio de ello.
Es importante recordar estas verdades que nos enseña el relato para afianzar nuestra fe, confianza y dependencia total de nuestro Dios, al mismo tiempo en que nos da la oportunidad de cumplir con uno de los principales mandatos de nuestro Señor Jesucristo: ser testigos de Él.
Sin duda alguna vivir de cerca el poder de nuestro Dios nos capacita para ser mejores testigos de Él, para llevar a otros a sus pies e incluso ayudar a cristianos más jóvenes en la fe a que crezcan y maduren en el evangelio y en su relación personal con el Señor. Pensando en esta última verdad, consideremos algunas de las personas más importantes para las que debemos ser ejemplo de testigos fieles de nuestro Dios.
En este pasaje bíblico por lo general se le presta atención a dos personajes principales: Elías y la viuda; sin embargo hay un tercer personaje, silente, pero de gran relevancia: el hijo de la viuda. No sabemos cuántos años tendría, pero podemos suponer que sería un niño pues aún no podía sustentar a su madre. ¿Cómo podría sentirse un pequeño en esta situación tan difícil, con sus propios miedos y angustias, pero viendo además que su principal sostén, su madre, estaba desesperanzada al punto de que sólo pensaba esperar la muerte de ambos?
En momentos así no podemos dejar de lado que, así como nosotros sentimos angustia, los niños igualmente la sienten. No es una situación normal para ninguno y ellos, al entender mucho menos del mundo y de las circunstancias en general, pueden llegar a desarrollar mucho temor, por lo que nuestro papel como padres, abuelos, tíos y adultos en general es darles esa sensación de calma y seguridad que todos necesitamos sentir.
Debemos recordar que siempre somos ejemplo y referencia para nuestros niños, así que, aunque no debemos dejar de reconocer que es normal tener estas emociones, también tenemos que tener presente que nuestro ejemplo de dependencia y confianza total en el Señor ayudará a que ellos igualmente se sientan seguros y confiados en el Señor durante toda esta situación.
¿Ha experimentado el gozo y la paz inexplicable que da el confiar y depender plenamente del Señor? ¿Ha sentido cómo su vida espiritual mejoró grandemente luego de una prueba o situación difícil? Luego de sentir esto, ¿no ha querido que otras personas experimenten también estos maravillosos sentimientos? Estoy segura que todos hemos deseado principalmente que nuestros seres queridos puedan tener estas vivencias de la mano de nuestro Señor y que parte de nuestros mayores anhelos y oraciones más profundas es que nuestros hijos y demás niños que nos rodean puedan tener una relación con Cristo desde temprana edad.
¡Que bendición tan grande ser un verdadero ejemplo para nuestros niños sobre lo que significa ser un hijo de Dios y el gozo que esto trae a nuestras vidas, no solo con nuestras palabras sino con nuestro actuar y sentir también! Sin duda alguna esta pandemia, envuelta en las dificultades que ya vivíamos en nuestro país, es una oportunidad maravillosa para que nuestros hijos, sobrinos, nietos y demás pequeños que nos rodean experimenten el amor, cuidado y poder inagotable e incomparable del Señor y para que, al vivir esto, crezcan aún más en sus caminos. ¡Aprovechemos de sembrar y abonar la vida espiritual de nuestros niños!
Valerie Dámaso R.
[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]