Una oportunidad en la crisis


Y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones,

Sabiendo que la tribulación produce paciencia

(Romanos5.2b, 3)

Este momento que la humanidad está viviendo es una tremenda crisis, una gran tribulación. El COVID-19 ha traído muerte, enfermedad, dolor, penuria, desesperanza, confinamiento, desplazamiento, entre otras cosas.

Y el confinamiento, el encierro por tantos días seguidos, en muchas personas genera desesperación, angustia.

Para los japoneses, la palabra crisis está compuesta por dos ideogramas que significan peligro más oportunidad:

Al parafrasear el pensamiento japonés, en este tiempo de crisis se crea una oportunidad. Y uno se pregunta: ¿Cómo esta situación es una oportunidad?

El pasaje citado dice dos cosas: “nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. Para el cristiano esa es una certeza, una verdad capital. ¡Qué certidumbre maravillosa!

Y también: “Nos gloriamos en las tribulaciones,…”. La frase por si sola muestra una contradicción. ¿Cómo puede ser que una tribulación, una angustia, una crisis haya podido colocar en labios de Pablo las palabras nos gloriamos?

La Nueva Versión Internacional traduce el pasaje de esta manera: “Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza” (Romanos 5.2b-4).

Gloriarse, regocijarse, alegrarse en medio del sufrimiento, la tribulación, la crisis. ¿Y cuál es la oportunidad en medio del COVID-19, en este encierro?

Este confinamiento forzoso provee la oportunidad para muchas cosas, que en el tiempo normal, probablemente no se hacían. Véase lo siguiente:

  1. Oportunidad para renovar la intimidad con Dios. Hay ahora más tiempo para leer las Escrituras, orar, hablar con Dios.
  2. Oportunidad para escuchar mensajes y estudios bíblicos de emisoras cristianas.
  3. Oportunidad de leer aquellos libros que se han postergado por falta de tiempo.
  4. Oportunidad de fortalecer, restablecer, sanar las relaciones familiares.
  5. Oportunidad de jugar con la familia.
  6. Oportunidad de establecer contactos con hermanos cristianos de la iglesia y otras congregaciones a través del teléfono, correo electrónico y otras redes sociales.
  7. Oportunidad de realizar labores del hogar que por falta de tiempo no se hacían.
  8. Oportunidad de iniciar y completar cursos gratuitos por Internet. Hay una oferta amplia en este momento.
  9. Oportunidad de desarrollar la creatividad en la cocina, manualidades, arte, etc.
  10. Oportunidad para el descanso.
  11. Oportunidad para la renovación
  12. Oportunidad para revisar las metas y planes de vida personales.
  13. Oportunidad para crecimiento
  14. Oportunidad para servir a otros con una palabra de ánimo a través de las redes sociales.

Y así podrían mencionarse otras cosas.

Pero, más importante todavía, esta es la oportunidad para poner “los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12.2a). Al observar el desarrollo de los acontecimientos, y a la luz de la palabra de Dios, es preciso estar claros que la mirada del cristiano debe estar en Jesús. Los evangelios y las cartas describen, en forma general, los acontecimientos de los tiempos cercanos al regreso del Señor Jesucristo, y entre ellos se encuentran las enfermedades y pandemias como esta.

Por lo tanto, la oportunidad en medio de esta crisis es renovar nuestra intimidad con el Señor, ser luminares en medio de la familia, vecinos, compañeros de trabajo, amigos y otros, y anunciar al mundo: El Señor viene pronto, ¿estás preparado?

Que para el Señor sea la gloria y para nosotros su bendición.

Máryori V. González