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Gálatas 5:22 dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe…” (Énfasis añadido). Quiero hablarles de la paz. Ahora, al hablar de paz necesitamos entender a qué clase de paz nos referimos.
Primero es la paz con Dios, y no podemos tener paz con Dios si no somos hijos de Dios. En Romanos 5:1 leemos “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”; lo cual significa que la enemistad con Dios se ha terminado, nuestras hostilidades han cesado; Jesús ha conquistado, nosotros hemos sido rendidos y ahora tenemos PAZ para con Dios. Pero no es de eso de lo que Pablo habló en Gálatas 5:22 sino de la paz de Dios. Hay personas que tienen paz con Dios, pero no tienen la paz de Dios en sus corazones como fruto del Espíritu.
Colosenses 3:15 dice “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo, y sed agradecidos”. Filipenses 4:7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
¿Tenemos la paz de Dios gobernando en nuestros corazones?
Cuando el Señor Jesucristo enfrentó la cruz, él nos dejó su paz. Juan 14:27 dice: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”, la paz que Dios da es sobrenatural. Tenemos que entender lo siguiente: esa clase de paz no es la ausencia de problemas, porque todos tendremos problemas en tanto y en cuanto estemos en la tierra; la paz de Dios NO es la ausencia de problemas, pero sí, el aumento de poder para enfrentar esos problemas.
En Mateo 14:22-34 encontramos un relato donde se manifiesta el poder de Dios: Jesús caminando sobre las aguas. La vida es como una tormenta. En el Salmo 42:7b dice: “Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí”, y aunque hable en forma poética su significado es muy gráfico. A veces nos sentimos que somos absorbidos por la tormenta, que inmensas olas caen sobre nosotros. Este texto bíblico en Mateo 14:22-34 nos dice claramente cómo tener paz en medio de nuestras tormentas.
Comparto con ustedes algunas palabras que significan paz tomadas de este pasaje bíblico:
1. Providencia, (v.22) “En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto él despedía a la multitud”. Jesús les dijo que se subieran a la barca. Providencialmente el Señor Jesucristo los mandó hacia la tormenta. No debemos creer que si estamos en la voluntad de Dios nunca tendremos problemas; los discípulos estuvieron en la voluntad de Dios, y sin embargo, se encontraron en medio de una tormenta. Jesús supo que iba a venir una tormenta e intencionalmente mandó a sus discípulos hacia ella, para darnos una lección objetiva de su providencia. Dios está en control de todo, hasta las aguas y el viento le obedecieron.
En el Salmo 42:7a dice “Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;…”; y el Salmo 148:8 “El fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra”.
Debemos recordar que nada toma a Dios por sorpresa, porque él es un Dios providencial; nada sucede fuera de la voluntad de Dios y nada sorprende a Dios. Pablo dice en Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
2. Ruego/súplica, (v.23) “Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”. El Señor estaba orando al Padre a favor de sus discípulos (Marcos 6:47, 48). La Biblia enseña que Jesús siempre está intercediendo por nosotros; y lo maravilloso es que las oraciones de Jesús siempre son contestadas por su Padre. En medio de los problemas el Señor Jesús está orando por nosotros, esto no es algo simbólico sino algo completamente real. Jesús nunca aparta su mirada de usted ni de mí, y esto debe ser motivo de consuelo, de ánimo; estamos protegidos por las oraciones de Jesús.
3. Seguridad, Jesús será más real para usted en tiempos tormentosos, más que en ningún otro tiempo. Jesús vino al barco donde estaban sus discípulos y lo hizo caminando sobre las aguas, ese mar que ellos pensaron les ahogaría sirvió de carretera para que el Señor Jesucristo llegara a ellos.
Jesús siempre viene a nosotros en medio de la tormenta, él está ahí para nosotros.
Isaías 43:1, 2 “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”.
Juan 20:19 “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros”.
Jesús siempre nos da su paz en medio de las tormentas. Mateo 14:27 dice: “Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!”. El gran YO SOY, está en medio de su tormenta, necesitamos aprender a reconocer a Jesús en medio de la tormenta. Al principio los discípulos no le reconocieron, es más creyeron que era un fantasma y tuvieron miedo, y por ello no tuvieron paz.
Isaías 26:3 expresa: “Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.
Finalmente, necesitamos tener la completa seguridad de la presencia del Señor en medio de nuestras tormentas. Corrie Ten Boom dijo: “Si mira las circunstancias que le rodean en el mundo, por supuesto que se deprimirá; si se mira a usted mismo, se deprimirá más aun; pero si mira al Señor Jesucristo, entonces tendrá paz”. Sólo en Jesucristo tendremos esa paz que sobrepasa todo entendimiento. El Señor les bendiga.
Sofía Chery
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