La hora de la fe


“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”, Santiago 1: 2-4.

Santiago no fue el único escritor del Nuevo Testamento que les escribió a los cristianos respecto a las pruebas; también se destacaron los apóstoles Pablo, Pedro y Juan. Sin embargo, Santiago nos suministra “materiales” para una reconstrucción del carácter cristiano y de nuestra vida en general.

¿Nos rebelaremos contra los problemas humanos? ¿No es mejor que, agradecidos, tomemos en cuenta lo dicho por Santiago, hermano del Señor Jesús? A semejanza de la literatura sapiencial o relativa a la sabiduría, Santiago trata en su epístola temas relacionados con la fe y las obras, ricos y pobres, pruebas y tentaciones. Pero frente a las diversas pruebas, hay que acogerse a la sabiduría divina: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”, Santiago 1: 5-7.

Una de las mejores pruebas de la fe cristiana es la tribulación. Cuando el pueblo de Dios atraviesa pruebas personales, familiares, sociales, religiosas y políticos, descubre qué clase de fe y madurez espiritual realmente posee. Las pruebas no sólo las revela, también desarrolla y perfecciona nuestro carácter cristiano. No es, entonces, nada extraño que Santiago les diga a los creyentes que enfrentan pruebas que tengan “por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”.

Las experiencias que les vienen a los hijos de Dios no son por casualidad (Romanos 8: 28). Nótese que Santiago no dice si pasan por diversas pruebas, sino “cuando os halléis en diversas pruebas”. El da por sentado que vamos a tener pruebas y que es posible sacar provecho de ellas. La idea no es fingir ser feliz cuando uno se enfrenta al dolor, a la tristeza o a la necesidad, sino tener una perspectiva positiva de la vida cristiana. Los tiempos difíciles siempre pueden enseñarnos cosas grandes y ocultas que no conocemos (Jeremías 33: 3).

En realidad, no podemos llegar a conocer la profundidad de nuestra personalidad cristiana hasta ver cómo reaccionamos frente a las presiones de la vida. Es muy fácil ser amable, alegre, optimista cuando todas las cosas andan bien, pero ¿seguiremos siendo amables, felices y positivos cuando la vida nos trate como no lo esperábamos?

Con franqueza, algunas pruebas o aflicciones parecen surgir absolutamente sin razón alguna. Sin embargo, las pruebas examinan la fe (véase 2 Corintios 13: 5). Sin pruebas no puede haber madurez cristiana (Santiago 1: 4). Las pruebas proveen una oportunidad para obtener el poder máximo espiritual (1 Pedro 4: 14). Dios permitió (permitió, no fue el causante) que el joven José atravesara trece años en la escuela de la prueba para transformarlo en una roca fuerte. Los apóstoles Pablo, Pedro y Juan atravesaron muchas pruebas o dificultades y cada una de ellas les ayudaron a confiar más en Dios.

¡Dé gracias a Dios por ser cristiano en tiempos difíciles! Pídale que le ayude a resolver o resistir sin problemas o que le dé la fortaleza necesaria para soportarlo. ¡Sea paciente! ¡Permanezca fiel al Señor y a su iglesia!

Anímese, creyente, que cuando más oscura y larga sea la noche, más cerca está el amanecer de un nuevo día.

E.D.A.