Gestionando el cambio


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Gestionar el cambio no es fácil, ya que esto significa riesgos, incertidumbre, temor, ilusiones y sueños que no sabemos si se van a cumplir. Debemos asumir y enfrentar nuevas situaciones con la certeza que Dios cuidará de nosotros: “Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten (…) pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará” (Deuteronomio 31:6 NVI).

Negar esta nueva realidad le puede traer sufrimiento, intranquilidad, pérdida de la paz y hasta podría enfermarse, y también puede afectar las relaciones con quienes ama e interactúa.

Un día tenemos una vida tranquila y cómoda y de repente, por cualquier circunstancia, esta cambia. Vemos como a los demás le pasan cosas y cuando nos llegan a nosotros nos sorprendemos como si fuese imposible que esto nos ocurriera. Lo cierto es, que usted puede perder su empleo no porque sea un mal trabajador, sino por un proceso de reestructuración, ajustes o liquidación de la empresa. No se sienta mal, es parte de la dinámica económica y usted, así como muchas personas calificadas que han perdido sus empleos, deben salir al mercado laboral a buscar el sostén para su hogar.

Si este es su caso o ya no desea trabajar en una organización podría pensar en independizarse y comenzar con algo propio y que siempre quiso hacer. Emprender e innovar es un camino que requiere disciplina, constancia y sobre todo conocer cuáles son sus fortalezas y debilidades como individuo.

En la Biblia conseguimos hombres y mujeres de Dios que al igual que usted tuvieron que gestionar los cambios. Lo cierto es que el factor común de éxito de estos personajes es: que estaban conscientes que eran hijos de Dios; que él conducía sus vidas aunque anduviesen en valle de sombra de muerte y que no les importaba el yo sino el obedecer y servir a Dios ante cualquier circunstancia.

Veamos algunos ejemplos: Noé, siendo un hombre agricultor pasó a ser un constructor y encargado de comunicar el mensaje de Dios a la raza humana (Génesis 6:22); Moisés, un joven pudiente criado por la hija del rey de Egipto, abandonó esta posición y pasó a ser pastor de ovejas y quien tuvo la responsabilidad de conducir a su pueblo a través del desierto para dar cumplimiento a la promesa (Hebreos 11:23-29). Ester, una joven huérfana y humilde pasó a ser reina del imperio persa (Ester 4:16) y Pablo o Saulo de Tarso, hombre adinerado, poderoso y perseguidor de los cristianos, pasó a ser un hombre humilde, perseguido vehementemente por los enemigos del evangelio hasta darle muerte (2 Corintios 4:7-10). Si el Señor transformó a estos hombres y mujeres a través del transitar por esta vida ¿no cree apreciado lector que el Señor también lo hará por usted?

Vivimos en una época de cambios, no sabemos qué nos deparará el mañana, por tanto, es posible que cuando todo esto termine o la circunstancia adversa llegue a su final e intente regresar a la normalidad, tenga que hacer algunos cambios ya que la dinámica así lo exige.

En las próximas entregas trataremos de abordar recomendaciones a la luz de las Sagradas Escrituras de cómo amortiguar el impacto de la crisis económica de este 2020, que según el FMI, debido al COVID-19, será la peor recesión económica en 90 años. Hoy nos ocuparemos sobre:

La búsqueda de empleo y algunas recomendaciones para el inicio de una nueva actividad laboral

1. Busque y acepte un trabajo cuyo objeto social sea afín a sus valores: No se sentirá bien pensando todo el tiempo si lo que hace es ético o no, ya que cuando lo está pensando seguramente no lo es.

2. Trate que el nuevo sitio de trabajo, dentro de lo posible, esté cerca de su hogar o de fácil acceso: Tome en cuenta el medio de transporte que necesita para llegar al lugar de trabajo y viceversa y la logística necesaria para llegar a tiempo.

3. Asuma el nuevo trabajo como una oportunidad para aprender y crecer: Hacer nuevos amigos. Es una nueva perspectiva de ver las cosas. “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo”. (Colosenses 3:23-24 NVI).

Es posible que usted considere que está sobrevalorado para ejercer esta nueva función o alguna tarea en específico. Si es así, recuerde que cuenta con herramientas y la experticia que le ayudarán a mejorar los procesos. Su aporte será muy valioso ya que le agregará valor al trabajo.

4. Sea honesto si no sabe algo: Las personas no dominan todas las áreas. Entonces, cuando se le presente algún reto y no sepa cómo abordarlo, sea directo y exprese que estudiará e investigará. Hágalo, invierta horas de sobretiempo, llame a amigos y consulte expertos para que lo orienten y luego presente una propuesta.

5. Viva el presente: Es posible que usted tuvo una oficina muy agradable, coordinaba equipos de trabajo y viajaba frecuentemente para representar a su empresa en el país y fuera de él, pero si usted sigue anclado a lo que fue no podrá asumir una nueva función ya que siempre estará comparando. Considere cada nueva función como un aprendizaje, entendiendo que todas las cosas que nos ocurren nos ayudan a bien.

6. Sea creativo: Derrote el “siempre se ha hecho así” y proponga mejoras. Busque el tiempo para hablar con su supervisor y plantéele su punto de vista.

7. Aprenda de otras áreas: Las empresas grandes y pequeñas están conscientes que es necesario que cada quien conozca bien su trabajo y lógicamente eso es por lo que a usted le pagan (empleo), pero ahora más que nunca es indispensable el profesional o colaborador integral que conoce, además de su área, un poco de todas con el fin de apoyar y buscar el bien común. Venza a uno de los mayores enemigos que hay en los trabajos y es: “como esa no es mi área no lo hago”. Siempre esté dispuesto a colaborar y a aprender.

Recuerde, los cristianos debemos ser conocidos por ser justos e interesados por el prójimo, por tener calma y equilibrio ante la dificultad o el fracaso, auténticos e íntegros. Permita que otros vean en usted lo que significa vivir para Cristo y que su vida sea una invitación para que otros puedan acercarse a Dios.

Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto (Jeremías 17:7-8 NVI).

Roraima Castillo C.

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