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En el septuagésimo cuarto aniversario de nuestra Iglesia Bautista Central de Caracas, celebrado el pasado domingo 03 de mayo del año en curso, se difundió un hermoso video con la historia de la IBCC desde sus inicios hasta nuestros días. Lo cual, sin duda alguna, a muchos de nosotros, nos dio una combinación de nostalgia con alegría. En el mismo se podía observar momentos de actividades educativas, musicales, del sermón, labores en la cocina, compartir algún aperitivo o almuerzo, la Cena del Señor y actividades en los salones de clase, entre tantas otras cosas. Esto nos demuestra que cada detalle o cada actividad o servicio llevada a cabo, por más simple que se vea o, quizás, no represente mucho para nosotros, para Dios es suficiente y tiene mucho significado.
En este tiempo de confinamiento obligatorio, donde la iglesia está en el hogar de cada hermano de esta congregación, los hijos de ese poderoso y gran Dios no han dejado de trabajar, sabiendo que el Señor usa nuestros dones y capacidades para llevar a cabo las actividades, bien sea desde nuestros hogares con la rutina de la Escuela Bíblica Dominical, el mensaje del pastor cada domingo, la convocatoria a la oración, las presentaciones musicales vía remota de los jóvenes y adultos de nuestro coro, la presentación individual de una canción a Dios, las continuas atenciones telefónicas a los hermanos y hasta la atención personal en casa de algunos hermanos que requieran o tengan cualquier necesidad, son unas de las tantas cosas la cual nuestro Dios ha permitido que se lleven a cabo, rumbo a los 75 años.
Dios tiene un plan para cada cosa y en estos momentos, las puertas del templo físico siguen cerradas, pero nuestros corazones están dispuestos a no detenerse y siempre debemos decir presente cuando Dios nos llama para el trabajo, porque podemos tocar el corazón de alguien haciendo que conozca a Jesús de alguna manera. ¿Nos hemos puesto a reflexionar, cuantas personas ajenas a nuestra iglesia podemos impactar, aunque sea en el último segundo de su vida en este mundo? En el evangelio de Lucas 23:39-43 del texto bíblico Reina Valera 1960, dice:
… y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aún temes tú a Dios estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos, pues este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Observamos cómo Jesús aprovechó cada circunstancia y momento para recibir en su casa gloriosa a una persona que estuviera dispuesta. Si nosotros dejamos de hacer lo que nos corresponde, podríamos ser obstáculo para que ese individuo llegue a los pies de Cristo, porque esa búsqueda la puede estar haciendo Dios a través de cada uno de nosotros, procurando corazones que estén disponibles para realizar su obra en el mundo. En Isaías, el Señor pregunta: “¿A quién enviaré, y quien ira por nosotros?” y luego leemos la pronta respuesta de Isaías – “Heme aquí; envíame a mi” (Isaías 6:8).
Dios no está buscando a los más calificados o talentosos, como tampoco les exige a algunos a salir o quedarse en casa; más bien, está buscando corazones que estén entregados a Él. Está buscando a aquellos que están disponibles, que sean dignos de confianza y que estén dispuestos a ser usados. En esas vidas, Dios se mostrará fuerte y se glorificará.
¿Estás disponible? No veas lo que puedes hacer como poco para la obra.
Tu vida es el regalo de Dios para ti; haz de ella tu regalo a Dios
Héctor Silva García
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