¿Alguna vez ha sentido que su vida va sin un rumbo cierto? Como si no tuviera un propósito definido a seguir, o como si su existencia fuera insignificante para este mundo. Este título tiene el propósito de ayudarnos a comprender el valor de cada uno de nosotros para Dios.
La palabra de Dios en 1 Corintios 1: 25-31 dice lo siguiente:
Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
Aquí encontramos una práctica común de nuestro Dios poderoso: Él escoge lo necio, lo débil, lo vil, lo menospreciado… del mundo. Dios envió a su Hijo unigénito a morir por todos los hombres y quienes le acepten como su Señor y Salvador, no importando su condición, pasan a ser sus hijos.
El verso 25 nos dice: “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”. Los cristianos a través del Señor Jesucristo hemos recibido toda bendición espiritual, nos ha hecho sabios abriendo nuestros ojos y somos fuertes en Él.
Ejemplos sobran a lo largo de las Escrituras:
Saúl: “Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel y Jehová te ha ungido rey sobre Israel?” (1 Samuel 15:17).
El ejemplo por excelencia, nuestro modelo a seguir, el Señor Jesucristo: “…La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo…” (Mateo 21:42).
¿Por qué o para qué Dios hace esto? La respuesta la tenemos en los versículos 29 y 31, el por qué: “…a fin de que nadie se jacte en su presencia”, y el para qué: “para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.”
Entonces, si el mundo te ha hecho sentir pequeño, insignificante y sin propósito por ser hijo de Dios, por seguir sus pasos, por querer imitarle, ¡alégrate! Dios tiene un propósito sublime el cual debes cumplir si prestas constante atención a sus palabras y le obedeces. El mismo Señor Jesús fue menospreciado y se humanó por amor a usted y a la humanidad. Una vez que le aceptamos como nuestro Salvador y Señor pasamos a ser hijos del Rey de reyes y Señor de señores.
Tú haces la diferencia
Holley Gerth
Podrás pensar que es poco,
Podrás pensar: nadie lo nota,
Podrás pensar: Yo debería hacer algo más grande, mejor, más espiritual.
Pero descansa y escucha atentamente:
El mejor regalo que puedes ofrecer a este mundo… eres tú,
Y eso lo estás haciendo,
Poniendo justamente un desordenado, glorioso, imperfecto y regenerado tú allá afuera.
En tu hogar, tu familia, tu oficina, tu comunidad, tu mundo.
Nosotros te extrañaríamos si no estuvieras aquí;
Simplemente, no sería lo mismo,
Y nadie podría tomar tu lugar.
Así que, ¡sigue mi amigo!
Sigue dando, amando y viviendo justo donde tú estás.
Importa más de lo que piensas, más de lo que ves.
María Isabel Rodríguez