La hora de la fe | #66


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¡Cuán agradecidos debemos estar a Dios por el capítulo 1 de Josué! Después de sepultar Dios a su siervo Moisés (Deuteronomio 34: 6), llama a Josué, quien había sido ayudante de Moisés, a asumir continuar el trabajo que había quedado vacante. La misión y el destino de Israel no era el plan de un líder humano sino de Dios, disponiendo esta continuidad en manos de Josué. Ante esto, el Señor fortalece el ánimo de Josué confirmándole su presencia y fidelidad.

Le dice: “Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”, Josué 1: 2-5, 9.

Un obrero del Señor necesita fortaleza como virtud que privilegia la fuerza y el vigor, para poder vencer el temor. Dios le demanda a Josué esta virtud, para lo cual el Espíritu usa estos verbos: (1) “La tierra que yo les doy”, (2) “os he entregado”, (3) “tu repartirás a este pueblo por heredad la tierra”, (4) “así como estuve con Moisés, estaré contigo”, (5) “no te dejaré ni te desampararé”, (6) “esfuérzate y sé valiente”, (7) “no temas ni desmayes”. ¡Cuán agradecido debe haber estado Josué por eso!

Los obreros y los tiempos cambian, pero Dios no. ¡Grande es su fidelidad! El trabajo del Señor exige valor en la vida cristiana. Si Josué pudo esforzarse teniendo sólo los cinco primeros libros de la Biblia, como fuente de consultas y promesas divinas, ¡cuánto más nosotros debemos esforzarnos y animarnos ahora que tenemos la Biblia completa y a Jesucristo como nuestra mayor inspiración!

En conjunto, el capítulo 1 de Josué pone en evidencia la verdad de que “… si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”, Romanos 8: 31. Cuando el cristiano honra a Dios, Dios le honra a él. El autor de la carta a los Hebreos nos dice: “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”, Hebreos 6:10. Es fácil desanimarse pensando que Dios se ha olvidado de nosotros; pero Dios jamás olvida; Él no es injusto, ni infiel, ni insensible para con sus servidores. Nunca se olvida ni pasa por alto nuestro duro trabajo para Él, para la iglesia y para el prójimo. Tal vez ahora usted no esté recibiendo recompensa y reconocimiento público, pero Dios sabe recompensar los esfuerzos santos, humildes, amorosos y el servicio de sus obreros. Permita contarse entre los que algún día serán galardonados por el Señor. ¡Que tardo somos, a veces, para comprender la fidelidad de Dios para con su pueblo perseverante y fiel!

La validez de la obra de Josué fue reconocida inmediatamente por Dios. Esto debe estimularnos en el servicio del Señor. Si como Josué obedecemos las órdenes de Dios, ¿qué otra cosa podemos esperar sino que “Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”? Con esa certeza el Señor será glorificado en nuestras vidas. ¿Se ha adueñado usted de esa promesa?

¡Qué maravilloso es cuando el pueblo de Dios lo honra! Al contrario de los cristianos carnales de Corinto (1 Corintios 1: 11-17), nosotros no nos dividiremos en grupos, en seguidores de hombres, ni en cristiano sin recompensa espiritual (1 Corintios 3: 11-23).

Aquí está la verdadera enseñanza del primer capítulo de Josué: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”, Josué 1: 8-9. ¡Amén!

E.D.A.

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