En 1990, el escritor John Whitehead en el libro Cómo formar hijos cristianos en un mundo no cristiano dijo: “La familia, institución tan respetada en el pasado, se encuentra en la actualidad bajo un tremendo ataque”. Pese a los intentos de la sociedad moderna en destruir los planes del Creador, la familia –papá, mamá, hijos– fundada por Dios es perfecta. Cada integrante tiene roles dentro de ella, los cuales, son diferentes y necesarios en el propósito divino.
Con el fin de destacar la importancia de la figura del padre, se le preguntó a tres jóvenes seguidores de Cristo y criados por ambos padres lo siguiente: ¿Cómo crees que sería tu familia si no existiera papá?
—Sería forzado. Sin mencionar el vacío que se sentiría, creo que también habría tristeza, inseguridad al no tener esa figura paterna que es sinónimo de protección, expresó la primera persona. El segundo chico aseguró que las enseñanzas de un padre son fundamentales, y sin él, —los niños son obligados a aprender por su cuenta. Para la última joven cuestionada, haber crecido sin su padre —hubiese representado crecer sin ese ejemplo de autoridad. Para ella, su papá y su mamá hacen el equilibrio entre lo estricto y lo dulce respectivamente.
“Pero quiero que sepáis que Cristo es cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11:3). En el manual de vida, la Biblia, están todos los designios, mandatos y ejemplos para ser un papá que glorifique a Dios. En esta ocasión se verá, en tres personajes del Antiguo Testamento, cómo ellos agradaron a Jehová por lo que hicieron con sus familias.
I. Adán, muestra de responsabilidad
La figura del hombre como líder del hogar es un privilegio y una ardua responsabilidad que le otorgó Dios desde el momento en que creó a Adán a su imagen y semejanza. Aunque Adán todavía no era padre en el capítulo 2 de Génesis, en este relato hay tres características que demuestran las cualidades que Dios depositó en él para llevar a cabo tal tarea. Estas cualidades se vieron afectadas en la caída por causa del pecado, descrita claramente en Génesis 3.
- Trabajo (v. 15). De la tarea de labrar y guardar el huerto del Edén, el comentarista Matthew Henry destaca dos puntos importantes. Primero: ninguno ha sido enviado al mundo para ser perezoso; y segundo: Jehová dio el ser y el quehacer para servirle a Él y a los hombres. La cabeza del hogar se debe caracterizar por ser activo, trabajador, sustentador y cuidador (Efesios 5:28-29).
- Responsabilidad (v. 19). Dios puso en Adán algo de su inteligencia y sabiduría. Además, al otorgarle la tarea de colocarle nombre a cada animal. Más muestras de lo capacitado que hizo Dios al hombre para realizar sus respectivas misiones.
- Matrimonio bendito por Dios (vv. 23,24). Jehová afirmó que no era bueno la soledad del hombre, y de su costilla creó una ayuda idónea para él, Eva. Adán reconoce la sabiduría de Dios y la acepta. Le coloca un nombre: “Varona, porque del varón fue tomada”. De inmediato viene la institución del matrimonio y la formación del hogar bajo la bendición de Dios.
II. Noé, conforme al mandato de Dios
Tal y como se describe en los capítulos 6 y 7 de Génesis, Noé fue un varón justo que halló gracia ante los ojos de Dios. Un hombre que amaba a Jehová como ningún otro. Su rectitud le hizo distinguido del resto en aquel entonces. Luego de engendrar a sus tres hijos: Sem, Cam y Jafet, Noé recibe la tarea de construir el arca que los salvaría a él, a su familia y los animales del fin de todo ser que Jehová decidió por el exceso de maldad que había en esos tiempos.
De la historia de Noé, y su integridad en los caminos de Dios, resaltan dos grandes cualidades.
- Instruyó a sus hijos sobre la salvación
La gracia de la salvación es un don individual para todo aquel que cree (Juan 3:16). Es por ello, que el pacto de Dios con Noé que incluyó a su esposa e hijos (Génesis 6:18) no era solo misericordia por la integridad del constructor del arca. Sem, Cam y Jafet tuvieron la grandiosa oportunidad de contar con el testimonio y enseñanzas de un hombre que amaba a Dios realmente. Ellos tenían la verdad en sus corazones y decidieron por sí mismos entrar en el arca (Génesis 7:7). Aquí es importante destacar Proverbios 22:6 que dice “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.
- Cumplir el mandato de Dios representa bienestar en la familia
A leer todo el pasaje sobre la construcción del arca, plasmado en Génesis 6, sobresalen dos actos de obediencia que tendrían excelentes consecuencias. 1) Noé, sin reproche alguno construyó la nave tal cual como pidió Jehová; diseño, tamaño y materiales. Esto garantizó espacio necesario, resistencia ante el diluvio y claro está, la salvación. 2) Además, ejecutó toda la planificación al detalle. Reunió y resguardó a cada especie animal y trajo consigo alimento para él y su familia. El plan de Dios fue perfecto, y era preciso que un hombre como Noé lo hiciera conforme a su mandato. “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones” (Deuteronomio 7:9).
III. Abraham, resultados de la fe
Antes de tener a Isaac, su hijo, Abraham tuvo varios episodios de fe. Tres, que sobresalen, fueron: la salida de su tierra para ir a Canaán (Génesis 12); la separación de su sobrino Lot (Génesis 13) y la circuncisión como señal del pacto (Génesis 17). Abraham era un hombre convencido en que obedeciendo a Dios lo glorificaba y al mismo tiempo traía bendiciones para su familia.
El capítulo 24 de Génesis narra un hecho trascendental que Abraham tuvo con su hijo prometido Isaac. La búsqueda de esposa para él fue otro acto de fe. Pues, la misión que encomendó a su criado, la hizo con la certeza de que Jehová la bendeciría (v. 7). “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26). Abraham acompañaba su fe con acciones. Y la ocupación por el futuro de su hijo tuvo tres pilares fundamentales: oración, enseñanza y acción.
Que Abraham dirigiera la búsqueda de esposa para su hijo significó lo siguiente: a. Cuidar a Isaac de una mala decisión matrimonial (v. 3); b. Que Isaac no fuese tentado a quedarse en la tierra de donde salió Abraham (v. 6); c. Felicidad para su hijo (vv. 6, 7). “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6, 7).
Con la historia de Adán se observaron los orígenes de la responsabilidad que Dios puso en el hombre. El registro de Noé enseña sobre los resultados que deja en el padre y en su familia el vivir conforme al mandato de Dios. Abraham y sus actos de fe demuestran que Jehová cumplirá sus promesas con cada uno de sus hijos.
El papá, al igual que la mamá son figuras creadas por Dios para que su institución perfecta, la familia, tenga éxito bajo su estricta bendición. Glorifique a Dios todopoderoso siendo un padre que actúe conforme a su Palabra. No importa la edad que tengan, instruya a sus hijos a que el centro de sus vidas sea Cristo, el Señor y Salvador.
La familia del carcelero de Filipos no se convirtió a Jesús porque él lo hizo. Todos creyeron y se bautizaron porque su testimonio les llegó a sus corazones y tomó cada uno su decisión. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31). Que el mejor regalo de ser padre sea su comunión con Dios y el agradecimiento de sus hijos. ¡Feliz día!
Abraham Delgado