
El tema a desarrollar en esta ocasión está basado en la palabra “salvación”. La idea básica del término es rescatar y preservar de un peligro inminente, implica dar seguridad.
En las Sagradas Escrituras “salvación” se desarrolla desde el concepto puramente físico, hasta el plano moral y espiritual. En Ella se nos dice que Dios tiene en sus manos todos los medios para la salvación del ser humano, y es el Señor de todos los instrumentos salvadores.
Es así como a la Biblia, que es la Palabra de Dios, se le ha llamado “la historia de la salvación”, porque en Ella Dios continuamente se manifiesta como el que llega para salvar a quién se la pida. David, muchas veces, expresó en sus salmos que había experimentado la salvación de Dios en múltiples oportunidades. Por ejemplo, en el Salmo 27, dice: “Jehová es mi luz y mi salvación”, (v.1), “no me desampares, Dios de mi salvación”, (v.9). En Salmo 62, encontramos: “De Dios viene mi salvación”, (v.1), “Dios solamente es mi roca y mi salvación”, (v.2), “En Dios está mi salvación”, (v.7). En el 85: “Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación”, (v.4), “Muestras, oh Jehová, tu misericordia, y danos tu salvación”, (v.7), “Cercana está su salvación a los que le temen”, (v.9). Otras referencias: Génesis 49: 18; Éxodo 14: 13; Lamentaciones 3: 26; Jonás: 2: 9; Habacuc 3: 18; Apocalipsis 19: 1.
Según la Biblia, el peligro, la calamidad física y espiritual persiguen al ser humano, y Dios es el que puede socorrer y salvar, y en referencia a la salvación eterna es el ÚNICO que lo puede hacer. Más claro y sencillo: Dios tiene en sus manos todos los medios para la salvación de la humanidad. Salva en ocasiones por medio de un médico, una medicina, una oración, un acto de fe y también en forma directa. Cristo es el paradigma de la salvación del hombre (Lucas 19: 10; Hechos 4: 12; Efesios 2: 8).
El Señor es la respuesta definitiva a la esperanza de salvación de cualquier situación presente y futura, física y moral, espiritual y eterna. Por eso la Biblia nos dice en referencia al Hijo de Dios: “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, Qué es Cristo el Señor”, Lucas 2: 10. No importa quién sea, ni lo que haya hecho, usted puede tener al Señor Jesús en su vida, y de la vida de Él proceden muchos tipos de salvación, especialmente y la más importante, la salvación del alma. (Vea Lucas 4: 18, 19).
Cuando vamos por el camino del Señor, Él nos va guiando a la salvación en todo el rigor de la palabra. Abraham es el personaje que supo apreciar la salvación de Dios para todo el mundo, a pesar de sus múltiples situaciones conflictivas.
En los dos últimos versículos del Salmo 27, David nos dice que Dios ofrece ayuda de salvación hoy y esperanza para el futuro: “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”, (vv.13-14).
¿Usted quiere experimentar toda la verdad acerca de la salvación de Dios? Ella no se circunscribe exclusivamente al plano espiritual, que por cierto, es lo más importante y principal, sino también a la manifestación de la bondad de Dios en cualquier aspecto de la vida: salvación emocional, salvación moral, salvación familiar, salvación mental, salvación de peligros y tentaciones. El Señor salva ahora y aquí, y para la eternidad “La salvación es de Jehová”, Jonás 2: 9.
E.D.A.