La hora de la fe | #111


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¿Cuánto tiempo hace que no lee el Salmo 80? Vuélvalo a leer con calma, meditación y oración. ¡Es tremendo! El escritor ora a Dios para que los “restaure” (vv. 3, 7, 19) y los salve (vv. 2, 3, 7, 19). Después de experimentar derrotas, deportación y falta de avivamiento espiritual, clama a Dios como la verdadera esperanza de su vida.

Tenemos en este gran salmo varias formas de expresión sumamente interesantes; por ejemplo:

1. Hermosa y conocida metáfora del Pastor de nuestras almas (v. 1), uno de los nombres especiales del Señor usado en relación con Israel, la iglesia y el creyente en particular.
2. El pan de lágrimas (v.5). ¡Qué pruebas, tribulaciones, penas y luchas ha soportado el pueblo de Dios! Cuando un cristiano no baja la guardia ante la adversidad; cuando está dispuesto a luchar con “lágrimas”, es señal de que vale mucho para Dios y para el prójimo. Siempre hay que estar dispuesto a luchar por “yo soy la verdad”.
3. La vid (vv. 8-11), como emblema o lenguaje figurado del pueblo de Dios vez tras vez en el Antiguo Testamento y adoptado en el Nuevo Testamento. Esto describe a Israel sacado de Egipto y plantado en Canaán, así como a Cristo y sus seguidores. Expresa la unión fecunda del Señor y la iglesia. (Juan 15: 1ss).
4. Los cedros (v.10), el más grande de todos los árboles mencionados en la Biblia, famoso por su extraordinaria altura, fuerza y resistencia. Por la calidad de su madera, se usó en la construcción del templo de Dios y del Palacio de Salomón.
5. El puerco montés (13), la única referencia al que mejor conocemos con el nombre de jabalí en toda la Biblia. Se le usa para ilustrar el devastador poder de un opresor del pueblo de Dios, así como el cocodrilo se emplea para simbolizar a Egipto. Pero Dios tiene suficiente poder para proteger a los suyos contra todas las fuerzas destructoras (v. 14, 15).

Este Salmo metafórico termina con una hermosa confianza en Dios: “¡Oh Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.”, v.19. No cabe duda que nuestro Señor sabe como preservar y librar a los suyos, como bien lo sugiere un comentarista bíblico con estas líneas:

“Los caminos de Dios parecen oscuros;
Pero tarde o temprano llegan a los fúlgidos collados del día.
El mal no puede tolerar la tardanza;
El bien, bien puede permitirse esperar”.

Antes de cualquier restauración, avivamiento y confianza en el Señor debe venir la oración, tal como aparece en nuestro salmo. Cuando acudimos, vemos las maravillas de Jehová del “oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora”, v.14. Solo así seremos restaurados y salvados de cualquier enemigo de nuestras almas, por su sola misericordia.

Vivimos unos días en que “las plagas” que amenazan nuestra confianza en Dios, atacan al cristiano y a la iglesia. Ante esto debemos orar con el mismo clamor del salmista: “oh Dios, restáuranos…sálvanos”. ¡Quiera Dios enviarnos un avivamiento desde el cielo! Debemos identificar el “sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre”, como el Señor Jesucristo. Con Cristo, “El Hijo del Hombre”, jamás retrocederemos, por el contrario, revivimos en todos los aspectos de nuestra vida. ¡Amén!

E.D.A.

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