La hora de la fe | #115


Pasearse por Génesis 5 es muy parecido a hacer una caminata a través de un cementerio; allí hay una lista con nombres que nos son familiares, se trata de los descendientes desde Adán hasta Lamec. Dios dio a todos ellos larga vida para que tuvieran tiempo de “llenar la tierra”. De ellos dice el capítulo: “y fueron todos los días de…y murió”, excepto Enoc, padre de Matusalén, del cual se dice: “Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”, Génesis 5:21-24.

Enoc es la única excepción en el capítulo de la larga lista “…y murió”. Hay solo otro hombre de quien se menciona que gozó de esta relación de intimidad de caminar con Dios: Noé (Génesis 6: 9). Enoc tuvo la experiencia de que Dios lo trasladase vivo al cielo, como sucedió posteriormente con Elías (2 Reyes 2: 1-12).

Es bueno comenzar bien en cualquier aspecto de la fe cristiana, pero es mejor continuar firme hasta el final de la jornada humana. El apóstol Pablo, en 1 Corintios 9: 25-27, habla de la importancia de correr la carrera cristiana al estilo de Enoc: “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. Es fácil descubrir en este texto la idea de ser disciplinado porque de lo contrario seremos eliminados.

Una niña de corta edad explicó a su maestra de la E.B.D la historia de Enoc de esta forma: “Enoc un día salió de paseo con Dios. Estaban tan contentos que no se dieron cuenta que se hacía tarde. Y por ser ya tarde, Dios se lo llevó a su casa”.

Enoc es un modelo de una fe sólida, disciplinada, comprometida con Dios. De la lista de Génesis 5 es el menos longevo, vivió solo trescientos sesenta y cinco años. Sin embargo, el valor de una vida no se mide por lo largo o corto de los años, sino por su utilidad y testimonio para con Dios y con el prójimo.

Es verdad que para el Señor no cuentan los años, ni cuánto tiempo llevamos como miembros de la iglesia, ni qué clase y cantidad de dones y talentos tenemos; para Él cuenta la fidelidad, la consagración, el testimonio y la santidad “sin la cual nadie verá al Señor”, Hebreos 12: 14. Una buena relación con Dios conduce a una buena relación con la comunidad de creyentes.

Dios a ningún ser humano le ha dado la vida como una propiedad privada; por el contrario, nos la dio para el disfrute con Él, con la iglesia local y con el hogar.

Cuando se vive como Enoc, se vive en victoria. Sinceramente, para vivir sin tener comunión con el Señor es preferible no haber nacido. Se vive mejor cuando se vive por fe y para la gloria de Dios. Podemos trastabillar espiritualmente hablando, pero el AMIGO de Enoc siempre camina a nuestro lado.

El Salmo 1 contrapone dos modelos de ser y de proceder. El justo es dichoso porque se deleita en la instrucción divina: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará”.

E.D.A.