La hora de la fe | #136


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“Señor, tú nos has sido refugio De generación en generación. Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”, Salmos 90:1-2.

Este salmo es una meditación sobre el tiempo y la eternidad de Dios; más que un lamento y súplica humana, contrasta la naturaleza de Dios con la fragilidad del hombre. Por ejemplo: “Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer que pasó (v.4)…Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento (v.9)…Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría (v.12)…De mañana sácianos de tu misericordia (v.14)…Alégranos conforme a los días que nos afligiste, y los años en que vimos el mal”, (v.15).

Honrar a Dios no se limita a asistir al templo, a atender a los ancianos y a los enfermos, a los pobres y necesitados; las personas creyentes en Dios buscan experiencias espirituales con Él. Porque nuestros días están contados (v.10), debemos querer reconocerlo como nuestro refugio, sentirnos agradecidos por su misericordia y seguir amándolo y sirviéndole todos los días de nuestra vida.

¿Qué es el hombre ante Dios o Dios ante el hombre? Dios es el ETERNO, el EXISTENTE anterior a los montes. Dios está por encima del tiempo, de las circunstancias y del hombre (Salmo 8: 4). Nosotros, un ser caduco como la hierba y tan efímero como el día o la noche. No podemos elaborarnos un mañana sin contar con Dios.

¡Qué contraste entre Dios y el hombre! El Dios ETERNO existe antes de la historia. Generaciones vienen y van, pero Dios es siempre el mismo. “Porque yo Jehová no cambió”, Malaquías 3: 6. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”, Hebreos 13: 8. Hay una diferencia entre ser inmortal y ser eterno. El ser humano es inmortal; o sea, su alma nunca morirá; pero Dios es el ETERNO: no tiene principio ni fin. Dios es antes del tiempo, que las montañas (lo más durable que se conoce en la tierra); Dios les dio a las montañas su existencia.

Mediante la fe en Cristo llegamos a ser parte de la eternidad y a poseer vida eterna (Juan 5: 24). Esto explica por qué los seres humanos necesitamos refugiarnos en el ETERNO. Somos frágiles, polvo, criaturas; a menos que nos relacionemos con el Señor, somos poca cosa. Solo mediante Cristo podemos participar de Su naturaleza, aquí y en la eternidad. Puesto que somos frágiles y pecadores, necesitamos al Salvador: Jesucristo (Hechos 4: 12).

La vida no es eterna. Moisés oró de esta manera: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría”, Salmos 90:12. Si nos percatamos de que la vida es corta nos ayudará a utilizar el tiempo de una manera sabia. Dediquemos tiempo en base a lo dicho por el apóstol Pablo: “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”, Efesios 5:16. Al decir “los días son malos”, Pablo comunica su sentido de urgencia debido a lo vanidoso que es nuestro mundo.

E.D.A.

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