Efesios 6: 10-18, describe la armadura de Dios para el creyente. Se trata de una armadura que debe llevarse todo el tiempo. Es claro, muy claro, que el Señor provee para cada cristiano, iglesia y familia de un conjunto de “armas” espirituales que sirven para actuar como medios de defensa y ataque contra enemigos visibles e invisibles. Todo el cuerpo, alma y espíritu necesita armarse y “fortalecernos en el Señor, y en el poder de su fuerza”, Efesios 6: 10.
Aunque los cristianos profesantes estamos seguros de la victoria, debemos batallar hasta que Cristo venga, porque Satanás lucha constantemente en contra de todos los que estamos del lado del Señor. Por lo tanto, requerimos del poder sobrenatural para vencer toda maldad. Debemos darnos cuenta de que no luchamos solamente contra las dificultades materiales y físicas, contra enfermedades y enemistades sino también contra ciertas modas, estilo de vida familiar no establecidos por Dios, valores y principios rechazados por gobiernos y culturas anticristianas, leyes que se anteponen a la Ley de Dios, etc. ¡Qué mundo el nuestro! En cierto sentido se parece al de Sodoma y Gomorra.
La armadura de Dios (Efesios 6: 10-18) es para ser más que vencedores. Esto nos los recuerda el apóstol Pablo: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”, Romanos 8:37. Este versículo contiene una de las promesas más reconfortantes de todas las Escrituras. Los creyentes siempre hemos tenido que enfrentar dificultades de diversas formas; pero Pablo resalta que es imposible que algo nos derrote cuando estamos unidos a Cristo.
La equipación que el apóstol Pedro usó en el huerto de Getsemaní (Mateo 26: 47-51-53), cuando trató de vencer al enemigo con la espada, debe servirnos de lección para no cometer el mismo error. Moisés cometió la misma equivocación cuando mató al egipcio (Éxodo 2: 11, 12); eso no formaba parte del plan de Dios cuando se propuso liberar a Su pueblo del rey Faraón.
La única manera de vencer a los enemigos espirituales del cristiano, de la iglesia local y del hogar es con “la armadura de Dios”, Efesios 6: 13. Es la única manera de andar en victoria. La mundanalidad es un enemigo fuerte, de modo que la Biblia nos exhorta a que nos revistamos de la armadura de Dios (vea Zacarías 4: 6). Es importante que el cristiano no le dé lugar a los malignos, o sea, que no deje ningún área desprotegida como para que Satanás, el mundo y la carne encuentren una rendija para meter el pie. El creyente que anda en luz no le da al enemigo oportunidad para derrotarlo. ¡Imposible que lo logre! “Pero si andamos en luz, como él (Cristo) está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado”, 1 Juan 1: 7. ¿Por qué se rompe la comunión entre cristianos? Saque usted la conclusión. ¿Por qué hay cristianos derrotados? Si piensa bien, lo descubrirá.
“La armadura de Dios” es suficiente para ganar batallas morales y espirituales; tiene la fortaleza y el poder de Su fuerza.
La primera estrofa y el coro del himno de la convención Bautista de Venezuela dice:
A la lucha, oh bautista, sin cesar marchad
Cristo es nuestro Jefe, jamás cejaremos
Pues nuestro Maestro con poder nos guiará
Fieles yendo hasta el final
Marchar bautistas, fieles hasta el fin,
Que Cristo el Rey a nuestro lado está,
Luchad, luchar hasta el triunfo alcanzar
El son de la trompeta oíd.
E.D.A.