La hora de la fe | #293


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Estos son días de mucha aflicción y dolor. La vida nos está resultando difícil. Así de sencillo y realista. A pesar de muestras profundas y muy naturales deseos de una vida con menos problemas y tristezas, los creyentes, lo mismo que la mayoría de la gente en todas partes de nuestro planeta, enfrentan dificultades en la familia, crisis financiera, enfermedades traumáticas y desilusiones fulminantes. Los rostros tensos de la humanidad lo dicen todo.

Entonces, ¿qué hacer cuando la vida se pone tan, pero tan difícil que uno piensa que no puede aguantar ni un minuto más? Con la sabiduría e infabilidad de las Sagradas Escrituras ella nos trae más y más gracia divina. ¿Qué significan estas palabras? ¿Qué es exactamente gracia de Dios? Estas palabras bíblicas describen gracia, favor, benevolencia, merced, amor inmutable de Dios hacia nosotros.

En las epístolas paulinas ocupa un lugar prominente en las salutaciones iniciales, bendiciones celestiales al final de cada carta y aparece en todas ellas como un don de Dios para todos los creyentes en Cristo. La misericordia de Dios es para toda la humanidad, pero la “gracia de Dios” es espiritualmente para el cristiano. La posición del creyente bajo la gracia de Dios se explica, no por algo en él mismo, por motivos propios, sino por la voluntad de Dios.

Tenemos que sostener que la religión de la Biblia es una religión de gracia divina o no es nada; sino hay gracia de Dios no hay evangelio, no hay salvación, no hay perdón de pecados, no hay vida eterna en el cielo, no hay esperanza presente y futura ¡La gracia de Dios lo es todo para el creyente!

¿Cómo llegamos a eso? ¡Por gracia! La gracia es el mensaje de Dios para hoy. “Maravillosa gracia”. ¿Comprende lo que esto significa para usted en estos tiempos difíciles? Cuando se atraviesa momentos crueles, fracaso, tentación, división, culpa, injusticia, amargura, miseria, etc, la gracia de Dios nos hace vivir en victoria. Hay que tomar en cuenta lo dicho por Pablo: “De Cristo os desligasteis, los que por la fe os justificáis; de la gracia habéis caído”, Gálatas 5:4.

El himno GRACIA ADMIRABLE bien podría considerarse una autobiografía espiritual de cada creyente. Las dos primeras estrofas dicen:

Oh gracia admirable, ¡dulce es!
¡Que a mí, pecador, salvó!
Perdido estaba yo, mas vine a sus pies;
Fui ciego, visión me dio.

La gracia me enseñó a temer;
Del miedo libre fui.
¡Cuán bella esa gracia fue en mi ser,
La hora en que creí!

Hay que enfatizar una cosa más sobre la gracia de Dios: es absoluta y totalmente gratuita. Nunca se le pedirá que la pague y tampoco podría pagarla, aunque lo intentara. Se nos concede por fe, sin condiciones. Por lo tanto, busquemos la gracia de Dios para continuar, resistir y ver cumplidos nuestros sueños nobles y agradables a Dios.

E.D.A.

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