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La familia está en crisis. Pero no es sólo en el mundo donde se advierte en estos días la gran necesidad de un hogar feliz, sino también en las familias cristianas y en las mismas iglesias evangélicas. ¿Cuándo tendremos hogares como los señalados por el Señor Jesús en el Sermón del Monte? (Mateo 7:24,25). Edificar una casa “sobre la roca” es poner el fundamento sólido de las enseñas de la Biblia sobre la familia.
Cada vez hay más familias fragmentadas, sufriendo por la ausencia de los principios y valores de Dios. Muchas actividades o costumbres modernas intentan llevarnos por caminos opuestos a los caminos del Señor. Por eso es imprescindible que tengamos fundamentos bíblicos.
Pensemos en la educación de los hijos:
° Como padre o madre, ¿usted ama los mandamientos dados por Dios?
° Usted, padre o madre, ¿es un ejemplo de fe evangélica para sus hijos?
° ¿Enseña la Palabra del Señor a los que están en su hogar?
° Como padre o madre, ¿conversa con sus hijos respecto a las cosas humanas y espirituales, terrenales y eternas, disciplina y orden en el hogar?
° ¿Enseña a sus hijos a orar y leer la Biblia?
° ¿Hace el esfuerzo de persuadirlos a que lo acompañen a los servicios de la iglesia?
° ¿Planea el futuro de sus hijos (amistades, noviazgos, matrimonio), juntos en oración?
° ¿Les habla del cielo y del infierno?
° ¿Conocen y memorizan el Salmo 1 y hacen del libro de Proverbios una de las lecturas más convenientes para los hijos?
Dios advierte a los padres y abuelos que nunca dejen de transmitir a sus hijos y nietos cómo pueden y deben amarlo de todo corazón. Ese amor y temor a Dios significa prosperidad moral y espiritual, y posiblemente también económica y físicamente.
Es común escuchar a un hijo preguntando: “¿Por qué tengo que ir a la iglesia?” o “¿Por qué tengo que leer la Biblia y orar a Dios?” La respuesta está muy clara en las páginas de la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, y los padres tienen la obligación de educar y formar el carácter de los hijos. La escuela y la iglesia instruyen, orientan, imparten consejos, pero sólo el hogar educa y forma la personalidad de los hijos. Es tarea del hogar, no del estado ni de la iglesia, hacer lo que se dice en Deuteronomio 6; ahí tenemos algunos fundamentos dados por Dios para todos los tiempos.
Nada es más importante para la vida que una buena relación familiar. Las amistades, el noviazgo y el matrimonio de los hijos debe ser una de las preocupaciones prioritarias para los esposos y padres cristianos, para que puedan honrar el hogar y a Dios en todos los aspectos de la vida.
E.D.A.
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