La hora de la fe | #450


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«Todas las cosas son del cristal con que se miran», dice un adagio. Una misma cosa para una persona puede ser diferente para otra, según la opinión, los prejuicios o preferencias del que las juzga.

Así también ocurre en el terreno espiritual; lo que para unos es una delicia, para otros es un aburrimiento; lo que para algunos resulta interesante, para otros es de poca importancia.

Todo ello queda ilustrado en el caso de Sodoma y Gomorra, teniendo como protagonistas a Abraham, Lot y su mujer. En este relato (Génesis 13:1-11) vamos a ver el comportamiento de estos personajes y también el de Dios.

El carácter de Lot revela codicia. Toma la mejor parte de la tierra de Sodoma sin considerar que se trataba de un lugar contaminado por el pecado, alto riesgo moral y espiritual. Su codicia no le permitió pensar en las necesidades de su tío Abraham. Muchas veces nuestra vida es lo que elegimos. Muchas veces nuestras elecciones revelan lo que somos y cuales con nuestras prioridades. Esto dice la Biblia: «Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte», Proverbios 14:12.

La esposa de Lot tuvo una mirada de añoranza por lo que quedaba atrás. Para ella Sodoma tenía cosas atractivas y beneficiosas para su vida y su familia. Así sucede con muchas personas hoy. En verdad, el mundo tiene cosas atractivas y ventajosas para la carne, pero el fin de ellas lleva a la perdición. Esto dijo Jesús: «Acordaos de la mujer de Lot», Lucas 17:32.

Abraham nos enseña cómo debemos actuar frente a las situaciones sociales, familiares y religiosas. ¡Qué diferencia entre su sobrino y la mujer de éste! Esto fue lo que le dijo a Lot: «Entonces Abram dijo a Lot: No haya altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú ala derecha, yo a la izquierda», Génesis 13:8,9. Abraham no permitió que la envidia lo separara. Las rivalidades, las discusiones, los desacuerdos acalorados pueden ser destructivos; pueden dañar la buena voluntad, la confianza y la paz entre amigos y familias. El gran éxito de Abraham es que amó a su sobrino.

Queda el carácter de Dios. Él dijo: «Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?», Génesis 18:17,18. Esta es una declaración de juicio y bendición. De juicio por cuanto Dios no puede tolerar la maldad; de bendición porque Dios cuida al justo, a todo aquel que tiene una relación espiritual con Él. Dios mostró mucha paciencia con Sodoma y Gomorra pero no toleró la lujuria permanente de esas ciudades.

Dice la Escritura: «Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación. Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio», Proverbios 15:16,17. Dios miró como un pueblo se había corrompido exageradamente, como hacían obras abominables y que nadie le buscaba. Alguien dijo: «Dios ha prometido perdón para el que se arrepiente, pero no ha prometido un mañana para el que todo lo aplaza».

E.D.A.

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